jueves, 31 de mayo de 2018

El Karma de Sísifo

¿¡Cuántas veces puede reinventarse un ser humano en una vida!?


Un tropiezo no es caída, dice el dicho; pero y si la existencia misma es un tropiezo del cuál te levantas únicamente por el placebo necio e intangible de la fe!?

Hasta dónde es perseverancia y hasta dónde simple estupidez?

¿Qué garantiza la volatilidad de los estados?

Lo que no te mata te hace fuerte, postula otro dicho! 
¿¡Es realmente una virtud que no te mate!?

Sabemos que la vida ni es una eterna tortura masoquista, ni es un eterno claustro de felicidad!...Dije bien! Claustro

Porque un estado inalterable, de bonanza o infortunio, no ha de ser otra cosa que una prisión para el alma!

La anomia de sensibilidad en amplio espectro han de privar al individuo de desarrollar su capacidad de supervivencia, razonamiento y su personalidad en general.

Un ser dotado de equilibrio propenderá al estatismo ya que no habrá estímulo para seguir desarrollándose. En tanto aquel que viva en el infortunio ha de desarrollar las herramientas necesarias para sortear los obstáculos. 

El inconveniente, como siempre, está en los extremos!

¿Que sucede con aquel individuo que vive en un estado inalterado de angustia, de dolencia, de tortura y flagelo!? 


¿¡Cuándo el estímulo sobrepasa el límite y deja de ser paradójicamente positivo, al punto de llevarlo al escape (mal llamado cobarde) del suicidio?!




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